*
Querido Deseo:
Querido Deseo:
Creo que si me hubieran pedido que lo imagine y lo idealice
tal cual lo quería, jamás hubiera acertado tanto como lo hizo la causalidad al
hacerme conocerlo. Tiene todo, de lo bueno y lo malo: todo. Y todo me gusta,
¿qué digo? Me encanta.
Empiezo con lo bueno, porque así gano tiempo para pensar lo malo (sé que no es perfecto, algo tengo que encontrar): es cariñoso, caballero, amoroso, afectivo, efectivo, eficiente, efusivo, demostrativo, responsable, sensible, inteligente, proactivo, lindo, alto, atractivo, buenmozo (aflojale a los sinónimos Agustina, ya se entendió que está fuerte), de sonrisa que sabe a bigote, así como él, prolija y luminosa. Es detallista, atento, limpio (parece una cuestión menor pero no es moco de pavo –literal-), sentimental, le gusta hacer sorpresas (aunque no se aguante decir que la hizo), le gusta repetir cosas hasta hacerlas costumbres sólo nuestras, tradiciones de amor a largo plazo. Le gusta el pocholo salado (OJOTA que tampoco es otra cosita al pasar eh! Quisiera ver, a ver si es tan fácil conseguir uno así, porque puede tener todo lo anterior, pero que encima le guste el pochoclo salado? No te la creo).
Bueno, me dejo de joder, ¿A quién engaño? Podría hacer un solo texto sobre todas sus cosas buenas, ¿Querés las cosas malas? Ahí va: es pesado, cargoso, constantemente romántico, no se le pasa UNA fecha, anécdota, frase dicha y/o leída, nombre (impresionante, doy fe, sé reconocer alguien igual de molesto que yo), es ansioso, tanto que aunque le digan que su libro próximo a presentarse/publicarse estaría saliendo de imprenta en 15 días, el tipo insiste en llamar todos los días para corroborar que la fecha de entrega no se adelantó. Es tan ansioso que hace una sorpresa y te dice que la hizo aunque no te dijo qué fue lo que hizo. Ah! Posta? Ok. Ya lo dije. Es tan ansioso que lee la última página de los libros que va a leer y después los lee (una peli de 2hs lo puede llegar a volver loco, ni hablar si se fumó todo y resulta que tiene final abierto). Es de José Mármol (Zona Sur) y vive en Almagro (Capital). A ver, por ahí la equivocada soy yo que soy de La Pampa y vivo en San Fernando (Zona Norte), pero realmente ¿hora y media de viaje? Sres. Gobernantes Ostentadores del Poder Representantes del Pueblo (donde me incluyo), habilítenme un subte directo: terminal CASA AGUSTINA (San Fernando, por Av. Libertador, mis vecinos chochos) – estación VICENTE LÓPEZ (no sea cosa que por perezosos no hagamos una paradita por Av. Maipú cerca de mi trabajo) – estación RETIRO (para que al resto del mundo le quede cómoda alguna movida, no quisiera ser egoísta. Al que no le gusta se toma alguna de las otras líneas, ya bastante que encima hay que ser rico para tomarse el subte) – terminal CASA ALEJANDRO (Almagro, Venezuela y Castro Barros, así –volviendo al tema de la solidaridad- le queda cómodo a más gente). Es muy alegre, ¿por qué sería algo malo? Yo sé de lo que hablo/escribo, algún día de estos lo van a venir a embocar por feliz:
- ¡He gil! ¿Qué te pasa que estás tan contento? –
Y yo que lo conozco, ya lo veo, lo puedo ver casi como en una visión
contestando con su bandera de enamorado en flamante estandarte de loco lindo y
perfecto zapateo de convicción:
- Estoy enamorado. Conocí a la mujer de mi vida y
ella me corresponde con su amor. No necesito más. –
Candidato a que le llenen la cara de dedos. Hete aquí el por
qué es algo malo. Me lo van a dejar en coma. En adición a lo anterior, tiene
una pronunciación muy particular de ciertas palabras con determinada
finalización, por ejemplo, si termina con “n”, el tipo le agrega la “g” (cong,
sing, explicacióng), si tiene una letra “t” por el medio o el final, le agrega
aire (chiquitsitsa, textso, papelitso); y tiene un uso un tanto reiterativo con
palabras/conectores/muletillas como “a la par”, “chabóng”, “poeta” o “poesía” y derivados, “músico” o “música” y derivados…
Y no es que parezca tartamudo o con problemas de dicción, muy por el contrario,
le queda taaaaaan lindo, que es un peligro, es algo malo: cualquier chica que
logre prestarle atención a cómo habla, después de pasar la barrera de idiotez
que provoca verlo a los ojos cuando sonríe, se enamora. Listo. KABUM. No
quisiera yo tener que andar haciendo ciertos llamaditos a ciertos amiguitos
para que ciertas personitas dejen de atosigar a cierto noviecito. ¡Buena,
Roberta Carlos! ESOS amigos tenía ella.
Volviendo, entonces, a dejarme de joder. Creo que de haber podido elegir todas
las características que (creía) harían a un hombre el perfecto para mí, jamás
hubiera elegido todas las que él tiene porque él tiene más, muchas más que me
hubiera olvidado de exigir en mi pedido.
¿Y lo más importante? (Además de que me corresponde en esta inmensa historia de amor que quedará registrada para los hijos de nuestros nietos cuando tengan que contar sobre la poesía -o el amor, quedamos en que es lo mismo- que perdura a través del deseo -o el amor, que también quedamos en que son lo mismo- y del tiempo). Que él saca lo mejor de mí. Me provoca para ser mi mejor versión, me exige para que me supere, me pélea para que enfrente mis miedos, me pregunta para que le cuente, me consulta para que tome decisiones, me toca para que sepa que no es un sueño, me excita para poder volar, me abraza para vivir hoy y mañana, no ayer. Él me ve desnuda de alma, me lee y me puede hacer el subtitulado de la vida entera, me respeta y me deja que lo cuide y eso, cuidarlo y respetarme, es de lo que más disfruto de nosotros.
En fin, Deseo,
quería agradecerte por no dejarme elegirlo y sólo hacerme desearlo cuando en
aquellos primeros intercambios conversábamos tan bien con los ojos vendados.
Como si nos conociéramos de toda la vida (y es ésa la sensación) pero sin
sabernos potencialmente químicamente compatiblemente amantes. Donde todas las
partículas formantes de este universo se complotaron para hacer que la Teoría
de los Seis Grados de Separación funcionara con apenas cuatro personas.
Gracias. Buena tuya.
Agustina.~