sábado, 15 de febrero de 2014

Carta al Miedo

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Querido vos:

Ya van dos encuentros, cuatro días, dos noches, lluvias de pasión, comidas de pabellón, sábanas de siestas, partidos sin “entretiempo”… Ya me conozco lo suficiente como para saber a dónde puede terminar esto… Pero palabras tras risas, más me permito sentir/te. Miedo de enamorarme, claro, porque vos sos alguien de quien me podría enamorar. Sí, sos mi tipo. Mi tipo de amor, de locura, de lujuria, de historia interminable porque descubrirte es tan emocionante como escucharte mirarme. Sí, respirás distinto. Me dí cuenta. Miedo de dejarme disfrutar de lo indescriptiblemente sensorialmente notorio de enamorarse. Porque cuando nos chapamos, mi corazón le gana un poquito la pulseada a la cabeza y se me asoma un brillito en los ojitos (como te gusta decir a vos con diminutivos –y que te queda TAN lindo-) y se me agita el colon y se me sube la glucosa y me dan unas ganas de volar con vos. Qué bien saber tanto de vos sólo leyéndote. Miedo del después, por ansiosa obvio, porque no puedo evitar ver/me/nos amándonos. Sí, me encantás. Me encanta que me espíes cuando leo, que me alimentes, que me toques. Tus manos. Qué maravilla de bajista. Gracias. Sí, hagamos magia juntos. Sí, quiero.


Agustina.~